El amor es un canto que cruza el horizonte,
como el sol que se alza tras cada monte.
Es un río sereno que corre en el alma,
que en días de tormenta trae siempre la calma.
Es la chispa escondida en la mirada sincera,
un abrazo que sana cualquier pena entera.
Es el roce sutil de unas manos calladas,
la caricia en la piel de promesas guardadas.
Es el tiempo detenido en cada respiro,
el destino marcado en cada suspiro.
Es perderse en los ojos de un alma gemela,
y en ellos descubrir que nada nos hiela.
Es un sueño que crece con cada latido,
es todo lo incierto, lo nunca sabido.
Es la luna brillando en las noches sin miedo,
es un faro en la vida que alumbra en silencio.
Es luchar sin razón, es ceder con pasión,
es darlo todo y aún guardarse el corazón.
Es el eco de risas bajo cielos abiertos,
es un pacto sin palabras, un lazo cubierto.
Es la fuerza que guía aunque el camino sea incierto,
es abrirse en flor cuando el invierno es despierto.
Es buscar en la noche sin miedo a perderse,
es hallarse completo cuando el alma es fuerte.
El amor es la luz en las sombras oscuras,
el calor que te envuelve en noches maduras.
Es saber que en las horas más frías y grises,
en el pecho florecen colores y matices.
Es la voz que te llama cuando nadie responde,
es el puente invisible que a todo se esconde.
Es el verbo de vida que no se pronuncia,
pero que en cada gesto, su esencia renuncia.
Es la risa y el llanto, el comienzo y el fin,
es lo que llena el alma cuando todo es confín.
Es eterno y fugaz, es fuerte y tan frágil,
es el todo y la nada, lo simple y lo ágil.
Es sentir que no existe un mañana tan cierto,
porque el ahora lo abarca todo en un gesto.
Es bailar con la vida al compás de un latido,
es saber que en el fondo, nunca se ha ido.
El amor es misterio, es verdad revelada,
es la historia infinita jamás terminada.