En un laberinto de dudas me encuentro, Perdido en un mar de emociones, sin rumbo cierto. Como un barco a la deriva, sin vela ni timón, Busco un puerto seguro, un lugar donde anclar mi corazón.
Miro al pasado, un fantasma que me persigue, Y al futuro, con miedo, mi alma se estremece. ¿Encontraré mi camino? ¿Alcanzaré mi meta? O seguiré a la deriva, sin rumbo cierto, poeta.
En cada sueño, una esperanza se enciende, Pero la realidad, cruel, mi ilusión suspende. Siento que me ahogo, en un mar de inquietud, Y mi alma, cansada, busca una actitud.
¿Dónde está mi lugar en este mundo tan vasto? ¿Soy solo un grano de arena, perdido y olvidado? Quiero marcar mi huella, dejar mi legado, Pero el miedo me paraliza, como un ancla pesada.
En la noche oscura, busco una estrella que me guíe, Un faro de esperanza, que mi alma ilumine. Quiero encontrar la fuerza para seguir adelante, Y superar los obstáculos, con valentía y elegante.
Soy un camaleón, cambiando de color, Buscando mi identidad, mi verdadero valor. En cada espejo, una imagen diferente veo, Y mi alma confundida, no sabe qué creer.
Pero en el fondo de mi ser, una voz me susurra, Que soy capaz de todo, que puedo superarlo. Que la vida es un viaje, y que los tropiezos son parte del camino, Y que aunque caiga mil veces, siempre me levantaré, divino.
Así que levantaré la cabeza, y miraré al frente, Con la certeza de que un nuevo día me espera, sonriente. Y aunque el camino sea largo y lleno de espinas, No dejaré de luchar, por mis sueños divinos.
Porque en mi corazón, una semilla de esperanza crece, Y algún día florecerá, y mi alma conocerá la paz. Y en ese momento, sabré que todo ha valido la pena, Y que soy más fuerte de lo que jamás creí.